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¿Alguna vez has sentido esa emoción al despegar, como si estuvieras desatando un cohete hacia la aventura? La historia del vuelo en Europa se remonta a eventos significativos del siglo XX, cuando el piloto Henri Farman se convirtió en pionero al realizar la primera travesía aérea entre Châlons y Reims. Desde entonces, viajar ha cambiado de manera radical, pero la emoción de descubrir nuevos destinos sigue intacta. Hoy en día, gracias a los trenes de alta velocidad, es posible zambullirse en lugares mágicos en un abrir y cerrar de ojos, como Disneyland Paris y la histórica región del Champagne.
La primera parada: Disneyland Paris
Al aterrizar en París, la primera aventura está a solo un paso: Disneyland Paris. Con la estación Marne-la-Vallée-Chessy situada en el corazón del parque, uno puede sumergirse en un mundo de magia y diversión. Fundado en 1992, este parque es un imán que atrae a millones de visitantes cada año. Disneyland se divide en dos reinos temáticos: Disneyland, donde se alza el icónico castillo de la Bella Durmiente, y Walt Disney Studios, donde las historias de los personajes más queridos cobran vida. Además de las emocionantes atracciones, el parque ofrece espectáculos extraordinarios, como el Disney Music Festival y el Disney Tales of Magic, que deslumbran tanto a grandes como a pequeños con efectos especiales inolvidables.
Un viaje a la región del Champagne
Después de empaparse de la magia de Disneyland, el viaje continúa hacia Reims, célebre por su champagne. En solo 52 minutos en tren, se atraviesa una campiña de ensueño, salpicada de viñedos y pintorescos pueblos. Esta región es famosa por su tradición vinícola, que comenzó hace siglos gracias al trabajo del fraile Pierre Pérignon, considerado el padre del champagne. Con técnicas innovadoras, Pérignon revolucionó la viticultura local, creando un vino espumoso que hoy simboliza celebración y alegría.
Visita a Hautvillers: la cuna del champagne
Al llegar a Hautvillers, puedes rendir homenaje en la tumba de Dom Pérignon y pasear entre las vides que han hecho historia en este famoso vino. Aquí, se encuentran numerosas bodegas donde degustar champagne y descubrir los intrincados procesos de producción. No olvides hacer una pausa en uno de los muchos restaurantes locales, donde podrás disfrutar de platos típicos acompañados de una copa de champagne bien frío. ¡Ah, el placer de la gastronomía francesa!
De Hautvillers a Epernay
Desde Hautvillers, un breve trayecto te lleva a Epernay, famosa por su Avenue de Champagne, donde residen algunas de las maisons más prestigiosas, como Moët & Chandon y Ruinart. Aquí, los visitantes pueden explorar las históricas bodegas y participar en catas para descubrir las distintas etiquetas de champagne. Durante el año, Epernay organiza eventos y celebraciones en torno a la vendimia y la cultura vinícola, haciendo que cada visita sea una experiencia única y memorable. ¿Quién no querría brindar con una copa de champagne en la mano mientras celebra la vida?
Finalizando en Reims: un tesoro arquitectónico
Finalmente, el viaje culmina en Reims, donde la catedral de Notre-Dame, una joya del arte gótico, fascina a los visitantes con su esplendor y rica historia. Durante la visita, se pueden admirar las impresionantes vidrieras de Chagall y las numerosas estatuas que adornan este magnífico edificio. Reims también alberga algunas de las bodegas más antiguas y prestigiosas, que ofrecen recorridos y degustaciones para adentrarse en la tradición del champagne. Con su rica historia y delicias culinarias, esta ciudad es el lugar perfecto para cerrar un viaje memorable.