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En los últimos años, la histórica ciudad de Dubrovnik ha tomado decisiones valientes para enfrentar un fenómeno que está afectando a muchos destinos turísticos: el overtourism. ¿Te imaginas que en 2024 se clasificara como la ciudad más saturada del mundo, con ¡27 turistas por cada residente!? Esta hermosa urbe, famosa por su arquitectura y sus impresionantes murallas, ha visto cómo su popularidad se disparó, especialmente después de ser el telón de fondo de la exitosa serie ‘Juego de Tronos’, atrayendo a aproximadamente 60,000 visitantes anuales. Pero, como suele suceder, la fama trae consigo retos que la ciudad ha comenzado a enfrentar de manera urgente.
Desafíos del overtourism en Dubrovnik
Uno de los problemas más críticos que ha afectado a la Ciudad Vieja de Dubrovnik es la congestión del tráfico. ¿Te has imaginado cómo es pasear por calles estrechas, saturadas de vehículos de alquiler, taxis y autobuses turísticos? Durante la temporada alta, especialmente en julio y agosto, se podían contar hasta 200 autobuses al día en la zona. Esto no solo complicaba la movilidad de los turistas, sino que también afectaba la calidad de vida de los residentes. Ante esta situación, la administración de la ciudad ha implementado varias regulaciones para gestionar el tráfico y proteger su invaluable patrimonio cultural.
Nuevas regulaciones de tráfico y acceso
Para mitigar el impacto del tráfico en la Ciudad Vieja, se ha introducido un nuevo sistema de gestión que busca promover una movilidad urbana más sostenible. Entre las medidas adoptadas, ahora los autobuses turísticos deben reservar horarios de llegada, y quienes lleguen sin esta reserva podrían enfrentarse a multas de hasta 2,000 euros. Además, se han restringido las áreas de estacionamiento para vehículos de alquiler y el número de taxis autorizados a operar en la ciudad ha caído drásticamente, pasando de 9,000 a solo 700.
Desde el 1 de marzo hasta el 30 de noviembre de 2025, se ha establecido una “Zona” alrededor de la Ciudad Vieja, donde el acceso está limitado a quienes cuenten con una autorización específica. Esto incluye minibuses con reservas previas o vehículos de residentes registrados en la zona. Aquellos que lleguen sin una reserva solo podrán acceder para buscar alojamiento, pero deberán registrarse dentro de un plazo de tres días, o de lo contrario, deberán abandonar la zona.
Impacto en la comunidad y el patrimonio local
Con una población actual de solo 1,500 habitantes en la Ciudad Vieja, un notable descenso desde los 5,000 en 1991, el impacto del turismo se siente a flor de piel. Muchas propiedades han sido transformadas en alojamientos turísticos, erosionando el sentido de comunidad y alterando la cultura local. Para contrarrestar esto, la ciudad ha implementado restricciones adicionales sobre la conversión de propiedades en alquileres a corto plazo, prohibiendo nuevas transformaciones dentro del casco antiguo.
Asimismo, se ha limitado el número de cruceros que pueden desembarcar en la ciudad, permitiendo solo dos barcos por día, con un mínimo de ocho horas de permanencia para los pasajeros. Esto no solo ayuda a distribuir mejor el flujo de turistas, sino que también los anima a explorar áreas menos concurridas. Además, se ha introducido una pequeña tasa por pasajero, destinada a financiar el mantenimiento de la infraestructura urbana.
Estas iniciativas son un claro ejemplo de cómo las ciudades turísticas pueden implementar medidas sostenibles para gestionar el impacto del turismo masivo, al mismo tiempo que protegen su patrimonio cultural y mejoran la calidad de vida de sus residentes. ¿No es inspirador pensar que se puede encontrar un equilibrio entre turismo y comunidad?
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