Los 12 volcanes más increíbles de México

Gran parte de las regiones del norte y el centro del país están salpicadas de poderosos montes, calderas humeantes y estratovolcanes nevados.

Además de contar con muchas playas hermosas y ruinas mayas impresionantes, México también alberga varias montañas y picos volcánicos majestuosos. Esto se debe a que la nación norteamericana se encuentra en el Cinturón Volcánico Trans-Mexicano, conocido por muchos como la Sierra Nevada.

Volcanes más increíbles de México

En consecuencia, gran parte de las regiones del norte y el centro del país están salpicadas de poderosos montes, calderas humeantes y estratovolcanes nevados. Hogar de algunos de los picos más altos del continente americano, los volcanes de México se encuentran en medio de un paisaje espectacular y permiten realizar fabulosas excursiones y montañismo.

12. Tres Vírgenes

Situados en la península de Baja California, en el noroeste de México, los tres volcanes de Tres Vírgenes se alzan sobre las llanuras salpicadas de cactus que los rodean. Su imponente presencia y sus áridas laderas son un espectáculo impresionante, sobre todo cuando contrastan con los paisajes bajos que los rodean.

El más alto de los tres es El Virgen, que alcanza los 1.940 metros de altura y se encuentra al suroeste de El Azufre y El Viejo. Los volcanes permiten realizar fantásticas caminatas; desde su cima, se pueden divisar en la distancia las brillantes aguas del Golfo de California.

11. Cofre de Perote

Uno de los picos más altos de México, el Cofre de Perote se eleva a la friolera de 4.282 metros sobre el nivel del mar. Situado en el parque nacional del mismo nombre, este volcán, extinguido hace mucho tiempo, se extiende por una amplia zona, con verdes bosques que cubren sus laderas inferiores. Su nombre, tanto en español como en la lengua náhuatl local, hace referencia al característico afloramiento rocoso de cuatro lados que conforma su prominente cima.

Aunque las antenas que se encuentran en su cima desvirtúan ligeramente los rasgos ásperos y escarpados del pico, el Cofre de Perote sigue siendo un lugar encantador para practicar el senderismo, con una gran cantidad de naturaleza maravillosa y hermosas vistas que se ofrecen.

10. Volcán Tacana

Situado en la frontera entre Guatemala y México, el Volcán Tacana es el segundo pico más alto de Centroamérica. Con una altura de 4.060 metros, el volcán se eleva por encima de las selvas tropicales y de los pequeños pueblos que duermen, con antiguos flujos de magma que marcan sus laderas.

Debido a su remoto entorno montañoso, el Tacana y sus alrededores destacan por su biodiversidad y su naturaleza prístina e intacta. Como tal, el poderoso monte permite realizar un magnífico trekking, y desde su elevada cima se pueden disfrutar de impresionantes vistas de las montañas cercanas.

9. Campo volcánico Michoacán-Guanajuato

El campo volcánico de Michoacán-Guanajuato, que abarca una enorme extensión de territorio en el centro de México, alberga una asombrosa variedad de conos de ceniza, fumarolas humeantes y volcanes en escudo. Formado durante el Pleistoceno, el paisaje desolado y destruido tiene un aspecto de otro mundo, con más de 1.400 chimeneas salpicadas aquí y allá.

Atravesar el campo volcánico es una experiencia fantástica. Una de las vistas más memorables son los restos en ruinas de la iglesia de San Juan Parangaricutiro, que yace semienterrada en la lava. Además, los visitantes pueden contemplar y explorar los majestuosos montes de El Jorullo y El Paricutín.

8. La Malinche

A pesar de que su punto más alto alcanza los 4.461 metros sobre el nivel del mar, La Malinche es bastante fácil de escalar. Por ello, mucha gente de Puebla y Tlaxcala se dirige aquí durante el fin de semana, siendo los pasatiempos más populares el ciclismo de montaña, los paseos a caballo y la acampada.

Dentro del parque nacional del mismo nombre, La Malinche cuenta con muchos caminos y senderos para que los visitantes los exploren, con un paisaje increíble. Además de los matorrales de hierba y los bosques que salpican sus regiones más bajas, también cuenta con algunas hermosas caras de la montaña con algunas formaciones rocosas únicas que se encuentran en su cráter y la cumbre.

7. El Chichón

Situado en el Arco Volcánico Chiapaneco, en el sur de México, El Chichón se hizo famoso en todo el mundo tras su explosiva erupción en 1982. Además de enfriar el clima de la Tierra durante varios años, la erupción cubrió sus alrededores de lava y ceniza, destruyendo bosques y campos y matando a miles de personas.

Ahora, en el centro de un entorno desolado, El Chicón cuenta con un cráter de un kilómetro de ancho, que alberga un resplandeciente lago verde ácido y numerosas fuentes termales burbujeantes. Visitar El Chichón hoy en día es una experiencia sobrecogedora, ya que pone de manifiesto lo poderosas y destructivas que pueden ser las erupciones volcánicas.

6. Nevado de Toluca

Convertido en parque nacional, el Nevado de Toluca y sus picos nevados se encuentran a unos 80 kilómetros al oeste de la capital del país, Ciudad de México. Con una altura de 4.680 metros, este espectacular estratovolcán cuenta con dos hermosos lagos en su cráter, llamados Lago del Sol y Lago de la Luna.

Ambos constituyen una vista increíble, ya que están escondidos en la caldera y el cráter del volcán. Aunque el parque nacional alberga un montón de paisajes asombrosos, también destaca por una serie de antiguos yacimientos arqueológicos que salpican sus espectaculares paisajes. Sin embargo, el principal atractivo es el fabuloso senderismo y el alpinismo que se ofrece, con vistas especialmente impresionantes desde la cima del Nevado de Toluca.

5. Paricutín

El Paricutín, que empezó siendo una pequeña fisura, creció rápidamente. En un año se disparó hasta los 336 metros de altura. En el transcurso de ocho años, siguió entrando en erupción y cubrió de ceniza y lava el campo volcánico circundante de Michoacán-Guanajuato, hasta alcanzar los 424 metros de altura.

Tan dramáticamente como había comenzado, el volcán disminuyó; finalmente dejó de entrar en erupción en 1952, sólo después de haber destruido dos pueblos y afectado fuertemente a otros tres. Ahora, el Paricutín y el campo volcánico son un destino turístico muy popular. Mucha gente viene a subir a su cráter y a contemplar toda la destrucción que causó en el entorno.

4. Volcán de Colima

Uno de los volcanes más violentos y volátiles de México, el Volcán de Colima ha entrado en erupción más de 40 veces desde 1576, siendo la última en 2015. Por ello, se le conoce como el «Volcán de Fuego» debido a las frecuentes coladas de lava y las columnas de humo y ceniza que se pueden ver brotar de su cima de 3.820 metros.

Debido a todo esto, está prohibido hacer senderismo o subir al volcán humeante. En su lugar, los visitantes suelen dirigirse a la cima del vecino Nevado de Colima, también un volcán inactivo. Desde aquí se obtienen unas vistas asombrosas del estratovolcán. Ver cómo se disipa el humo sobre sus áridas laderas es una experiencia increíble.

3. Pico de Orizaba

El Pico de Orizaba, con sus colosales 5.636 metros, es el tercer pico más alto de Norteamérica, después del Denali en Estados Unidos y el Monte Logan en Canadá. Dominando su entorno, su pico nevado destaca sobre el cielo; las lenguas locales se refieren a él como «Montaña Blanca» o «Montaña de las Estrellas».

Debido a su gran altura, el volcán cuenta con diversos ecosistemas, con estribaciones y bosques que dan paso a la tundra nevada y a los glaciares a medida que se asciende. Al ser la montaña más alta de México, el Pico de Orizaba es muy popular entre los montañeros, aunque navegar por su accidentado terreno es todo un reto.

Sin embargo, llegar a la cima y asomarse a su escarpado cráter es una sensación increíble, con panorámicas interminables mires donde mires.

2. Iztaccihuatl

El Iztaccíhuatl, que significa «mujer blanca» en náhuatl, recibe este nombre porque sus cuatro picos nevados se asemejan a una mujer dormida. Situada en el Parque Nacional Izta-Popo Zoquipan, la imponente montaña alberga praderas y bosques alpinos, con una gran variedad de fauna y flora. Con 5.230 metros de altura, sus regiones superiores dan paso a la nieve y a los glaciares, que pueden verse desde la Ciudad de México.

Muy popular entre los excursionistas y montañeros, el volcán inactivo cuenta con muchos caminos y senderos que no son tan difíciles de recorrer, aunque su gran altitud a veces puede suponer un problema. Al sur, el Iztaccíhuatl está conectado por el paso de montaña de gran altitud de Paso de Cortés con el Popocatépetl, otra de las poderosas cumbres de México.

1. Popocatépetl

En la mitología azteca, tanto el Popocatépetl (un feroz guerrero) como el Iztaccíhuatl (su amante) fueron convertidos en montañas y cubiertos de nieve tras una trágica historia que recuerda mucho a la de Romeo y Julieta. Sin embargo, mientras la «mujer blanca» descansa en paz, el Popocatépetl -o la «montaña humeante»- se enfurece por su pérdida, entrando en erupción regularmente y lanzando rocas y cenizas al aire.

A diferencia del cercano Iztaccíhuatl, el Popocatépetl tiene forma cónica y sus cimas están cubiertas de nieve blanca. Este volcán activo, actualmente una atracción turística muy popular, se eleva a 5.426 metros, lo que lo convierte en el segundo pico más alto de México.

Debido a su furiosa naturaleza, no siempre es posible hacer senderismo por el Popocatépetl, aunque sus impresionantes paisajes hacen que siempre sea una vista impresionante.

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